domingo, 18 de octubre de 2009

¿Te ayudo... si no te ayudas?

Igual, dentro de lo obvio o de lo típico, tocamos un tema algo espinoso...

Os cuento de dónde me viene el tema: el otro día, viniendo del trabajo, me paré en una gasolinera a comprar el pan para la cena.
Al bajar del coche, me crucé con un toxicómano que estaba en la puerta de la tienda de la estación de servicio. Típica escena:
Yonki: "Socio, ¿me das una ayudita?"
Dreamer: "Pasta no. ¿Quieres algo de papeo?"
Yonki: "Ya... ¿no me das na?"
Dreamer: "¿Tienes hambre? Te compro un sandwich. ¿Pasas? Paso"
Yonki: "Bueno... una Coca..."
Pasé a la tienda, compré el pan para mi y una Coca-cola de 1/2 litro y un sandwich mixto para el tio de la puerta.
Al salir, le di una bolsa de plástico con el sandwich y la Coca. No pude evitar decirle "toma, tron, y deja esa mierda de una puta vez..."

Y ahi viene el problema...
En cuanto estaba terminando de decirlo, ya me estaba arrepintiendo.
No es que no creyera en lo que estaba diciendo, no. No es eso... fue como la sensación de decirme "¿Pero quién coño te crees tú que eres para dar lecciones a nadie? Si le quieres dar pa comer, bien, pero no moralices, coño..."
Es dificil.

Por un lado, sigo la máxima: "Sólo hay una cosa más fuerte que el amor a la libertad: el odio a quien te la quita". Por ello, me repugna que haya quien entregue su libertad individual (y hasta colectiva) a la adicción a una sustancia que, precisamente, busca la evasión; entendiendo evasión como contraposición a reacción y rebeldía contra una realidad opresora y deprimente. En esa misma argumentación cabría englobar el uso represor que precisamente se dió a la heroina por parte de la tristemente célebre COINTELPRO en su desmantelamiento del Movimiento de las Panteras Negras en EE.UU. En resumen, para mi las adicciones a sustancias estupefacientes son contrarrevolucionarias por definición.
Según esa argumentación, no debería darle al yonki ni el "smoke of my pis". Porque ya no estamos en los '80, en los que la generación perdida y los restos de la movida no podían prever las consecuencias del colocón colectivo del jaco. Ya todos sabemos lo que viene detrás, y el que se engancha lo hace conscientemente.

Pero, por otro... si no quiero evangelizar, no debería haberle comprado nada. ¿O sí? ¿Por qué una acción tan contradictoria? ¿Quién soy yo para darle de comer y decirle que deje esa mierda? ¿Soy acaso mejor que los meapilas de turno y perroflautas de palo que dicen: "deja el caballo y abraza al Cordero"?

Es jodido. En un tiempo en el que la libertad es una idea tan difusa... ¿quién es libre? ¿soy yo libre? ¿acaso no dependo de un trabajo, de unas letras, de un entorno social? Entonces, ¿por qué me creo más libre que el yonki de la gasolinera, que ha elegido quizá el nihilismo como respuesta radical a la convención?

Creo, modestamente, que tengo algo parecido a una respuesta.
A lo mejor una persona joven que está minimamente atada a los convencionalismos sociales de rigor para no ser aislado no es el paradigma de la libertad individual ni de la contestación a esta podrida sociedad de consumo... pero lo que es seguro es que si esa persona está en sus plenas capacidades mentales, goza de la posibilidad de jugar con las cartas marcadas... 50% peón, 50% elemento radical que se mueve y lucha para cambiar la sociedad.

Ahora, si ese elemento es objeto de dominación por una u otra mierda química... está claro que no será sino pasto de talego, de chapa o de nicho. Y eso si no le cogen antes de confidente...

¿Qué opinais?